Un día a la vez
Así, de momento razonado, un día a la vez.-
Es importante saber que
debemos vivir el día a día. ¿Y por qué vivir el día a día? ¿Vivir el día a día?
Debemos vivir de ese modo, el hoy, el ahora, ya que, si fuera de otro modo,
nuestra mente estaría pensando en el pasado, en los problemas del pasado, en
los dolores del pasado; o simplemente podríamos estar afanados por el
mañana, por el futuro, un futuro cercano y/o lejano. En cómo y cuándo se
resolverán nuestros problemas, cómo y cuándo voy a llegar a determinada meta,
cómo y cuándo voy a llegar a ser y/o a hacer… de un u otro modo, consciente o
inconscientemente, perdemos tantos momentos de un simple, sencillo y hermoso
día, tan solo por no posicionarnos en él.
Es importante que comencemos a
entender que cada día es un regalo, y sí, es un regalo. Debemos comenzar a
pensar en este día que estamos viviendo, que estamos recorriendo, ya que, como
tanto se oye decir, “la vida es corta” y vale destacar que cada momento que
pasa, pasa, no retorna. Suelo
decir que, como dije, el tiempo pasa sin
retorno, el tiempo pasa y no vuelve. Es como la caída de una estrella fugaz, el
tiempo simplemente se desprende de la vida, pasan las milésimas de segundo, para nunca más volver. Frida Calo dijo
en algún tiempo: Cada “tic-tac” es un segundo de la vida que pasa, huye, y no
se repite. Y hay en ella tanta intensidad, tanto interés, que el problema es
sólo saber vivirla. Que cada uno lo resuelva como pueda.” Creo que estas
palabras resumirían todo lo dicho anteriormente. El tiempo pasa y no tiene
vuelta atrás, vale, realmente, más que el oro…
No vivir en el pasado no
significa olvidarlo, porque si el pasado se olvidara nunca aprenderíamos de él.
La clave está en sanar el pasado. Lo
que debemos hacer es leer nuestro pasado como una historia, no remota, sino
reciente (quizá no en el tiempo, pero sí en nuestra mente), así como si
estuviéramos leyendo un gran experimento científico, con tanta intensidad e
inteligencia para llegar al meollo de la cuestión. Al pasado no debemos
olvidarlo… sino sanarlo y superarlo. Aquí hay otro punto importante: superar el
pasado no significa taparlo, eso sería como “ordenar un desorden”; y el
desorden no se ordena, se desarma, para así armar el orden . Al pasado hay que
analizarlo, primeramente, aceptando nuestros errores, para aprender de ellos; y
en segundo lugar, perdonando, ya que todo el dolor que acumulamos en el corazón
es basura, que día a día se pudre más, la cual puede estar en el container del
rencor. Perdonar no es una acción de humillación, o si, quizá sí. ¿Y que si nos
humillamos? Reconocer y dar más de lo que debemos nos hace mejores, más
grandes… Aún cuando no seamos nosotros la causa de nuestro dolor… perdonar es
quererse a sí mismo, es amor propio, ya que es quitarse un gran peso de encima;
y no es un sentimiento, es una decisión, la
cual luego se convertirá en alivio.
El futuro. Todos (o la
mayoría) solemos preocuparos por el mañana, en vez de ocuparnos. O quizá no
todos sean personas ansiosas, o muchos seas personas preventivas, pero estoy
segura que en la mente de la mayoría de las personas está el subconsciente
planeando o proyectándose por el cómo, cuándo, dónde, la posibilidad o la falta
de ella. Muchas veces estos pensamiento nos bombardean de modo tal que nos
pasamos el día estando “con los pies acá, pero con la mente allá”, por lo que
simplemente no logramos relajarnos ni prestarle atención al momento que estamos
viviendo, ya sea un buen momento o un mal momento, ya que para todo necesitamos
saber que estamos viviendo en el hoy.
Está bueno y bien que seamos
personas que nos proyectemos, que tengamos planes, desafíos, pero esto no
significa que tengamos que estar afanados por ello.
El
día es hoy, y hay que vivirlo de la mejor manera, no pasarlo
Que no pase un día más, vivamos un día más, un día a la vez.-
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